El origen del monasterio de la Hoz se pierde en el tiempo, aunque al parecer en siglo VII ya existía en el lugar que ocupa un pequeño centro de culto y eremitas, donde se veneraba a la Virgen y a San Pantaleón de la Hoz.
En el año 1231, siendo rey de Castilla Alfonso XI, y tras la aparición de la virgen a un pastor, los Benedictinos hacen donación del lugar a la Orden de los Franciscanos, que fundaron el monasterio.
Su historia recoge el derrumbamiento que sufrió en el año 1495, en el cual milagrosamente no murió ningún monje, al estar todos rezando en la iglesia, que permaneció intacta. Ante este desastre los monjes franciscano acudieron a la reina Isabel la Católica, que costeó la reconstrucción.
Erta esta reina muy devota de la Virgen de la Hoz, y visitó su monasterio durante su estancia en Sepúlveda, siendo princesa de Castilla. Tiempo después Felipe II lo visitó y también aportó fondos para levantar nuevas dependencias.
en el siglo XVII, el monasterio fue el primer Colegio de misipneros de España, aunque más tarde perdería esa función.
La comunidad franciscana se componía de unos treinta religiosos que vivían de los recursos de la zona: cultivos de huertos, ganadería, caza y pesca.
Tras la desamortización de Mendizábal en 1838, el monasterio fue abandonado por los relogiosos que ya no volverían. Desde entonces ha sufrido un gran deterioro que lo ha llevado a su estado actual.
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